12
Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; Y las que se quedaban en casa partían los despojos.
13
Bien que fuiesteis echados entre los tiestos, Seréis como las alas de la paloma cubierta de plata, Y sus plumas con amarillez de oro.
14
Cuando esparció el Omnipotente los reyes en ella, Emblanquecióse ésta como la nieve en Salmón.
15
Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán.
16
¿Por qué os levantáis, oh montes altos? Este monte amó Dios para su asiento; Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17
Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el santuario.
18
Subiste á lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
19
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salud. (Selah.)
20
Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; Y de Dios Jehová es el librar de la muerte.
21
Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La cabelluda mollera del que camina en sus pecados.
22
El Señor dijo: De Basán haré volver, Te haré volver de los profundos de la mar: