26
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
27
Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos.
28
Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
29
Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos;
30
Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.
31
¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32
El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33
¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?
36
Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero.
37
Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó.
38
Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39
Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.