10
Porque había sanado á muchos; de manera que caían sobre él cuantos tenían plagas, por tocarle.
11
Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
12
Mas él les reñía mucho que no le manifestasen.
13
Y subió al monte, y llamó á sí á los que él quiso; y vinieron á él.
14
Y estableció doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos á predicar.
15
Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios:
16
A Simón, al cual puso por nombre Pedro;
17
Y á Jacobo, hijo de Zebedeo, y á Juan hermano de Jacobo; y les apellidó Boanerges, que es, Hijos del trueno;
18
Y á Andrés, y á Felipe, y á Bartolomé, y á Mateo, y á Tomas, y á Jacobo hijo de Alfeo, y á Tadeo, y á Simón el Cananita,
19
Y á Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron á casa.
20
Y agolpóse de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan.