4
Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer.
5
Mas os enseñaré á quién temáis: temed á aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en la Gehenna: así os digo: á éste temed.
6
¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? pues ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
7
Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues: de más estima sois que muchos pajarillos.
8
Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;
9
Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
10
Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
11
Y cuando os trajeren á las sinagogas, y á los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo ó qué hayáis de responder, ó qué hayáis de decir;
12
Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será necesario decir.
13
Y díjole uno de la compañía: Maestro, di á mi hermano que parta conmigo la herencia.
14
Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me puso por juez ó partidor sobre vosotros?