2
Mi siervo Moisés es muerto: levántate pues ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, á la tierra que yo les doy á los hijos de Israel.
3
Yo os he entregado, como lo había dicho á Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4
Desde el desierto y este Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los Hetheos hasta la gran mar del poniente del sol, será vuestro término.
5
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida: como yo fuí con Moisés, seré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6
Esfuérzate y sé valiente: porque tú repartirás á este pueblo por heredad la tierra, de la cual juré á sus padres que la daría á ellos.
7
Solamente te esfuerces, y seas muy valiente, para cuidar de hacer conforme á toda la ley que mi siervo Moisés te mandó: no te apartes de ella ni á diestra ni á siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres.
8
El libro de aquesta ley nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme á todo lo que en él está escrito: porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.
10
Y Josué mandó á los oficiales del pueblo, diciendo:
11
Pasad por medio del campo, y mandad al pueblo, diciendo: Preveníos de comida; porque dentro de tres días pasaréis el Jordán, para que entréis á poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da para que la poseáis.
12
También habló Josué á los Rubenitas y Gaditas, y á la media tribu de Manasés, diciendo: