10
Y establecí sobre ella mi decreto, Y le puse puertas y cerrojo,
11
Y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante, Y ahí parará la hinchazón de tus ondas?
12
¿Has tu mandado á la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar,
13
Para que ocupe los fines de la tierra, Y que sean sacudidos de ella los impíos?
14
Trasmúdase como lodo bajo de sello, Y viene á estar como con vestidura:
15
Mas la luz de los impíos es quitada de ellos, Y el brazo enaltecido es quebrantado.
16
¿Has entrado tú hasta los profundos de la mar, Y has andado escudriñando el abismo?
17
¿Hante sido descubiertas las puertas de la muerte, Y has visto las puertas de la sombra de muerte?
18
¿Has tú considerado hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.
19
¿Por dónde va el camino á la habitación de la luz, Y dónde está el lugar de las tinieblas?
20
¿Si llevarás tú ambas cosas á sus términos, Y entenderás las sendas de su casa?
21
¿Sabíaslo tú porque hubieses ya nacido, O porque es grande el número de tus días?
22
¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo,
23
Lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, Para el día de la guerra y de la batalla?
24
¿Por qué camino se reparte la luz, Y se esparce el viento solano sobre la tierra?
25
¿Quién repartió conducto al turbión, Y camino á los relámpagos y truenos,
26
Haciendo llover sobre la tierra deshabitada, Sobre el desierto, donde no hay hombre,
27
Para hartar la tierra desierta é inculta, Y para hacer brotar la tierna hierba?
28
¿Tiene la lluvia padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío?
29
¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?
30
Las aguas se endurecen á manera de piedra, Y congélase la haz del abismo.