11
Hame entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo estremecer.
12
Próspero estaba, y desmenuzóme: Y arrebatóme por la cerviz, y despedazóme, Y púsome por blanco suyo.
13
Cercáronme sus flecheros, Partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra.
14
Quebrantóme de quebranto sobre quebranto; Corrió contra mí como un gigante.
15
Yo cosí saco sobre mi piel, Y cargué mi cabeza de polvo.
16
Mi rostro está enlodado con lloro, Y mis párpados entenebrecidos:
17
A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.
18
¡Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar á mi clamor.
19
Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.
20
Disputadores son mis amigos: Mas á Dios destilarán mis ojos.
21
¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo!