7
He dejado mi casa, desamparé mi heredad, entregado he lo que amaba mi alma en manos de sus enemigos.
8
Fué para mí mi heredad como león en breña: contra mí dió su voz; por tanto la aborrecí.
9
¿Esme mi heredad ave de muchos colores? ¿no están contra ella aves en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las bestias del campo, venid á devorarla.
10
Muchos pastores han destruído mi viña, hollaron mi heredad, tornaron en desierto y soledad mi heredad preciosa.
11
Fué puesta en asolamiento, y lloró sobre mí, asolada: fué asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que mirase.
12
Sobre todos los lugares altos del desierto vinieron disipadores: porque la espada de Jehová devorará desde el un extremo de la tierra hasta el otro extremo: no habrá paz para ninguna carne.
13
Sembraron trigo, y segarán espinas; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada: se avergonzarán de vuestros frutos, á causa de la ardiente ira de Jehová.
14
Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer á mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos la casa de Judá.
15
Y será que, después que los hubiere arrancado, tornaré y tendré misericordia de ellos, y harélos volver cada uno á su heredad, y cada cual á su tierra.
16
Y será que, si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo, Vive Jehová, así como enseñaron á mi pueblo á jurar por Baal; ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.
17
Mas si no oyeren, arrancaré á la tal gente, sacándola de raíz, y destruyendo, dice Jehová.