8
El Señor envió palabra á Jacob, y cayó en Israel.
9
Y la sabrá el pueblo, todo él, Ephraim y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen:
10
Los ladrillos cayeron, mas edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, mas cedros pondremos en su lugar.
11
Empero Jehová ensalzará los enemigos de Rezín contra él, y juntará sus enemigos;
12
De oriente los Siros, y los Filisteos de poniente; y con toda la boca se tragarán á Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida.
13
Mas el pueblo no se convirtió al que lo hería, ni buscaron á Jehová de los ejércitos.
14
Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, ramo y caña en un mismo día.
15
El viejo y venerable de rostro es la cabeza: el profeta que enseña mentira, este es cola.
16
Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos.
17
Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus mancebos, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia: porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Con todo esto no ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida.
18
Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinas devorará; y encenderáse en lo espeso de la breña, y serán alzados como humo.
19
Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pábulo del fuego: el hombre no tendrá piedad de su hermano.
20
Cada uno hurtará á la mano derecha, y tendrá hambre; y comerá á la izquierda, y no se hartará: cada cual comerá la carne de su brazo:
21
Manasés á Ephraim, y Ephraim á Manasés, y entrambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, antes todavía extendida su mano.