5
Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir;
6
Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.
7
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8
No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9
Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
10
A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
11
Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.
12
Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:
13
Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:
14
Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza;
15
Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
16
Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.
17
Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18
¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?
19
Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.