8
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
9
No seáis llevados de acá para allá por doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón en la gracia, no en viandas, que nunca aprovecharon á los que anduvieron en ellas.
10
Tenemos un altar, del cual no tienen facultad de comer los que sirven al tabernáculo.
11
Porque los cuerpos de aquellos animales, la sangre de los cuales es metida por el pecado en el santuario por el pontífice, son quemados fuera del real.
12
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
13
Salgamos pues á él fuera del real, llevando su vituperio.
14
Porque no tenemos aquí ciudad permanente, mas buscamos la por venir.
15
Así que, ofrezcamos por medio de él á Dios siempre sacrificio de alabanza, es á saber, fruto de labios que confiesen á su nombre.
16
Y de hacer bien y de la comunicación no os olvidéis: porque de tales sacrificios se agrada Dios.
17
Obedeced á vuestros pastores, y sujetaos á ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil.
18
Orad por nosotros: porque confiamos que tenemos buena conciencia, deseando conversar bien en todo.