22
Porque fuego se encenderá en mi furor, Y arderá hasta el profundo; Y devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes.
23
Yo allegaré males sobre ellos; Emplearé en ellos mis saetas.
24
Consumidos serán de hambre, y comidos de fiebre ardiente Y de amarga pestilencia; Diente de bestias enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpiente de la tierra.
25
De fuera desolará la espada, Y dentro de las cámaras el espanto: Así al mancebo como á la doncella, Al que mama como el hombre cano.
26
Dije: Echaríalos yo del mundo, Haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,
27
Si no temiese la ira del enemigo, No sea que se envanezcan sus adversarios, No sea que digan: Nuestra mano alta Ha hecho todo esto, no Jehová.
28
Porque son gente de perdidos consejos, Y no hay en ellos entendimiento.
29
¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y entendieran su postrimería!
30
¿Cómo podría perseguir uno á mil, Y dos harían huir á diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no los hubiera entregado?
31
Que la roca de ellos no es como nuestra Roca: Y nuestros enemigos sean de ello jueces.
32
Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, Y de los sarmientos de Gomorra: Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen.