12
Jehová solo le guió, Que no hubo con él dios ajeno.
13
Hízolo subir sobre las alturas de la tierra, Y comió los frutos del campo, E hizo que chupase miel de la peña, Y aceite del duro pedernal;
14
Manteca de vacas y leche de ovejas, Con grosura de corderos, Y carneros de Basán; también machos de cabrío, Con grosura de riñones de trigo: Y sangre de uva bebiste, vino puro.
15
Y engrosó Jeshurun, y tiró coces: Engordástete, engrosástete, cubrístete: Y dejó al Dios que le hizo, Y menospreció la Roca de su salud.
16
Despertáronle á celos con los dioses ajenos; Ensañáronle con abominaciones.
17
Sacrificaron á los diablos, no á Dios; A dioses que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido vuestros padres.
18
De la Roca que te crió te olvidaste: Te has olvidado del Dios tu criador.
19
Y vió lo Jehová, y encendióse en ira, por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
20
Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su postrimería: Que son generación de perversidades, Hijos sin fe.
21
Ellos me movieron á celos con lo que no es Dios; Hiciéronme ensañar con sus vanidades: Yo también los moveré á celos con un pueblo que no es pueblo, Con gente insensata los haré ensañar.
22
Porque fuego se encenderá en mi furor, Y arderá hasta el profundo; Y devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes.
23
Yo allegaré males sobre ellos; Emplearé en ellos mis saetas.
24
Consumidos serán de hambre, y comidos de fiebre ardiente Y de amarga pestilencia; Diente de bestias enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpiente de la tierra.
25
De fuera desolará la espada, Y dentro de las cámaras el espanto: Así al mancebo como á la doncella, Al que mama como el hombre cano.
26
Dije: Echaríalos yo del mundo, Haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,
27
Si no temiese la ira del enemigo, No sea que se envanezcan sus adversarios, No sea que digan: Nuestra mano alta Ha hecho todo esto, no Jehová.
28
Porque son gente de perdidos consejos, Y no hay en ellos entendimiento.
29
¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y entendieran su postrimería!
30
¿Cómo podría perseguir uno á mil, Y dos harían huir á diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no los hubiera entregado?
31
Que la roca de ellos no es como nuestra Roca: Y nuestros enemigos sean de ello jueces.
32
Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, Y de los sarmientos de Gomorra: Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen.
33
Veneno de dragones es su vino, Y ponzoña cruel de áspides.
34
¿No tengo yo esto guardado, Sellado en mis tesoros?
35
Mía es la venganza y el pago, Al tiempo que su pie vacilará; Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura.
36
Porque Jehová juzgará á su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no hay guardado, mas desamparado.
37
Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, La roca en que se guarecían;
38
Que comían el sebo de sus sacrificios, Bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden Y os defiendan.
39
Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo: Yo hago morir, y yo hago vivir: Yo hiero, y yo curo: Y no hay quien pueda librar de mi mano.
40
Cuando yo alzaré á los cielos mi mano, Y diré: Vivo yo para siempre,
41
Si afilare mi reluciente espada, Y mi mano arrebatare el juicio, Yo volveré la venganza á mis enemigos, Y daré el pago á los que me aborrecen.
42
Embriagaré de sangre mis saetas, Y mi espada devorará carne: En la sangre de los muertos y de los cautivos, De las cabezas, con venganzas de enemigo.