19
Y sea que, cuando el tal oyere las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande según el pensamiento de mi corazón, para añadir la embriaguez á la sed:
20
Jehová no querrá perdonarle; antes humeará luego el furor de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y asentaráse sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová raerá su nombre de debajo del cielo:
21
Y apartarálo Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme á todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.
22
Y dirá la generación venidera, vuestros hijos que vendrán después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquesta tierra, y sus enfermedades de que Jehová la hizo enfermar,
23
(Azufre y sal, abrasada toda su tierra: no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba ninguna, como en la subversión de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Seboim, que Jehová subvirtió en su furor y en su ira:)
24
Dirán, pues, todas las gentes: ¿Por qué hizo Jehová esto á esta tierra? ¿qué ira es ésta de tan gran furor?
25
Y responderán. Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,
26
Y fueron y sirvieron á dioses ajenos, é inclináronse á ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado:
27
Encendióse por tanto, el furor de Jehová contra esta tierrra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en esta libro;
28
Y Jehová los desarraigó de su tierra con enojo, y con saña, y con furor grande, y los echó á otra tierra, como hoy.
29
Las cosas secretas pertenecen á Jehová nuestro Dios: mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.