16
Entonces aparecieron los manantiales de la mar, Y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, A la reprensión de Jehová, Al resoplido del aliento de su nariz.
17
Extendió su mano de lo alto, y arrebatóme, Y sacóme de copiosas aguas.
18
Libróme de fuertes enemigos, De aquellos que me aborrecían, los cuales eran más fuertes que yo.
19
Asaltáronme en el día de mi calamidad; Mas Jehová fué mi sostén.
20
Sacóme á anchura; Libróme, porque puso su voluntad en mí.
21
Remuneróme Jehová conforme á mi justicia: Y conforme á la limpieza de mis manos, me dió la paga.
22
Porque yo guardé los caminos de Jehová; Y no me aparté impíamente de mi Dios.
23
Porque delante de mí tengo todas sus ordenanzas; Y atento á sus fueros, no me retiraré de ellos.
24
Y fuí íntegro para con él, Y guardéme de mi iniquidad.
25
Remuneróme por tanto Jehová conforme á mi justicia, Y conforme á mi limpieza delante de sus ojos.
26
Con el bueno eres benigno, Y con el íntegro te muestras íntegro;
27
Limpio eres para con el limpio, Mas con el perverso eres rígido.
28
Y tú salvas al pueblo humilde; Mas tus ojos sobre los altivos, para abatirlos.
29
Porque tú eres mi lámpara, oh Jehová: Jehová da luz á mis tinieblas.
30
Porque en ti romperé ejércitos, Y con mi Dios saltaré las murallas.
31
Dios, perfecto su camino: La palabra de Jehová purificada, Escudo es de todos los que en él esperan.
32
Porque ¿qué Dios hay sino Jehová? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios?
33
Dios es el que con virtud me corrobora, y el que despeja mi camino;
34
El que hace mis pies como de ciervas, Y el que me asienta en mis alturas;
35
El que enseña mis manos para la pelea, y da que con mis brazos quiebre el arco de acero.
36
Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, Y tu benignidad me ha acrecentado.