9
Y desde aquel día Saúl miró de través á David.
10
Otro día aconteció que el espíritu malo de parte de Dios tomó á Saúl, y mostrábase en su casa con trasportes de profeta: y David tañía con su mano como los otros días; y estaba una lanza á mano de Saúl.
11
Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré á David en la pared. Y dos veces se apartó de él David.
12
Mas Saúl se temía de David por cuanto Jehová era con él, y se había apartado de Saúl.
13
Apartólo pues Saúl de sí, é hízole capitán de mil; y salía y entraba delante del pueblo.
14
Y David se conducía prudentemente en todos sus negocios, y Jehová era con él.
15
Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, temíase de él.
16
Mas todo Israel y Judá amaba á David, porque él salía y entraba delante de ellos.
17
Y dijo Saúl á David: He aquí yo te daré á Merab mi hija mayor por mujer: solamente que me seas hombre valiente, y hagas las guerras de Jehová. Mas Saúl decía: No será mi mano contra él, mas la mano de los Filisteos será contra él.
18
Y David respondió á Saúl: ¿Quién soy yo, ó qué es mi vida, ó la familia de mi padre en Israel, para ser yerno del rey?
19
Y venido el tiempo en que Merab, hija de Saúl, se había de dar á David, fué dada por mujer á Adriel Meholatita.