5
Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
6
Nosotros somos de Dios: el que conoce á Dios, nos oye: el que no es de Dios, no nos oye. Por esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
7
Carísimos, amémonos unos á otros; porque el amor es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce á Dios.
8
El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.
9
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió á su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
10
En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado á Dios, sino que él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
11
Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos á otros.
12
Ninguno vió jamás á Dios. Si nos amamos unos á otros, Dios está en nosotros, y su amor es perfecto en nosotros:
13
En esto conocemos que estamos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
14
Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser Salvador del mundo.
15
Cualquiera que confesare que Jesús es el Hijo de Dios, Dios está en él, y él en Dios.
16
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él.
17
En esto es perfecto el amor con nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
18
En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor.
19
Nosotros le amamos á él, porque él nos amó primero.
20
Si alguno dice, Yo amo á Dios, y aborrece á su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama á su hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar á Dios á quien no ha visto?
21
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Que el que ama á Dios, ame también á su hermano.