31
Sí, por la gloria que en orden á vosotros tengo en Cristo Jesús Señor nuestro, cada día muero.
32
Si como hombre batallé en Efeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
33
No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
34
Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen á Dios: para vergüenza vuestra hablo.
35
Mas dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
36
Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muriere antes.
37
Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, acaso de trigo, ó de otro grano:
38
Mas Dios le da el cuerpo como quiso, y á cada simiente su propio cuerpo.
39
Toda carne no es la misma carne; mas una carne ciertamente es la de los hombres, y otra carne la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves.
40
Y cuerpos hay celestiales, y cuerpos terrestres; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres:
41
Otra es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas: porque una estrella es diferente de otra en gloria.
42
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción se levantará en incorrupción;
43
Se siembra en vergüenza, se levantará con gloria; se siembra en flaqueza, se levantará con potencia;
44
Se siembra cuerpo animal, resucitará espiritual cuerpo. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
45
Así también está escrito: Fué hecho el primer hombre Adam en ánima viviente; el postrer Adam en espíritu vivificante.
46
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47
El primer hombre, es de la tierra, terreno: el segundo hombre que es el Señor, es del cielo.
48
Cual el terreno, tales también los terrenos; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49
Y como trajimos la imagen del terreno, traeremos también la imagen del celestial.
50
Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.
51
He aquí, os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados.