9
Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de vosotros
10
siempre en mis oraciones, implorando que ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a vosotros.
11
Porque anhelo veros para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;
12
es decir, para que cuando esté entre vosotros nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía.
13
Y no quiero que ignoréis, hermanos, que con frecuencia he hecho planes para ir a visitaros (y hasta ahora me he visto impedido) a fin de obtener algún fruto también entre vosotros, así como entre los demás gentiles.
14
Tengo obligación tanto para con los griegos como para con los bárbaros , para con los sabios como para con los ignorantes.
15
Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
16
Porque no me averguenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.
17
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA.
18
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad;
19
porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente.