1
Alcé de nuevo la vista, ¡y vi ante mí cuatro carros de guerra que salían de entre dos montañas, las cuales eran de bronce!
2
El primer carro era tirado por caballos alazanes, el segundo por caballos negros,
3
el tercero por caballos blancos, y el cuarto por caballos pintos. Todos ellos eran caballos briosos.
4
Le pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significan estos carros, mi señor?»
5
El ángel me respondió: «Estos son los cuatro espíritus del cielo, que salen después de haberse presentado ante el Señor de toda la tierra.
6
El carro de los caballos negros va hacia el país del norte; el de los caballos blancos, hacia el occidente; y el de los caballos pintos, hacia el país del sur».
7
Esos briosos caballos estaban impacientes por recorrer toda la tierra. Y el ángel les dijo: «¡Vayan, recorran la tierra de un extremo al otro!» Y así lo hicieron.
8
Entonces el ángel me llamó y me dijo: «Mira, los que van hacia el país del norte van a calmar mi enojo en ese país».