2
Porque yo reuniré a todos los gentiles en batalla contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y las casas serán saqueadas, y las mujeres serán forzadas; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el remanente del pueblo no será talado de la ciudad
3
Y saldrá el SEÑOR, y peleará con aquellos gentiles, como peleó el día de la batalla
4
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalén a la parte del oriente; y el Monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía
5
Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Azal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá; y vendrá el SEÑOR mi Dios, y todos sus santos con él
6
Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura
7
Y será un día, el cual es conocido del SEÑOR, que ni será día ni noche; mas acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz
8
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno
9
Y el SEÑOR será Rey sobre toda la tierra. En aquel día el SEÑOR será uno, y su nombre uno
10
Y toda la tierra se tornará como llanura desde Gabaa hasta Rimón al mediodía de Jerusalén; y ésta será enaltecida, y será habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta de los rincones; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey
11
Y morarán en ella, y nunca más será anatema, sino que será Jerusalén habitada confiadamente
12
Y ésta será la plaga con que herirá el SEÑOR a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se disolverá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se les deshará en su boca