5
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos, y habéis recreado vuestros corazones como en el día de matar sacrificios .
6
Habéis condenado y muerto al justo, y él no os resiste.
7
Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
8
Sed también vosotros pacientes, y confirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.
9
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados. He aquí, el juez está delante de la puerta.
10
Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción, y de paciencia, a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
11
He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso.
12
También hermanos míos, ante todas las cosas no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por otro cualquier juramento; mas vuestro sí sea sí; y vuestro no, no; para que no caigáis en condenación.
13
¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante.
14
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el Nombre del Señor;
15
y la oración de fe hará salvo al enfermo, y el Señor lo aliviará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados.