1
Ea ya ahora, oh ricos, llorad aullando por vuestras miserias que os vendrán.
2
Vuestras riquezas están podridas; vuestras ropas están comidas de polilla.
3
Vuestro oro, y plata están corrompidos de orín, y su orín os será testimonio en contra, y comerá del todo vuestras carnes, como fuego. Habéis allegado tesoro para los postreros días.
4
He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras (el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros) clama, y los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
5
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos, y habéis recreado vuestros corazones como en el día de matar sacrificios .
6
Habéis condenado y muerto al justo, y él no os resiste.
7
Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
8
Sed también vosotros pacientes, y confirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.