11
El SEÑOR conoce los pensamientos humanos,y sabe que son absurdos.
12
Dichoso aquel a quien tú, SEÑOR, corriges;aquel a quien instruyes en tu ley,
13
para que enfrente tranquilo los días de aflicciónmientras al impío se le cava una fosa.
14
El SEÑOR no rechazará a su pueblo;no dejará a su herencia en el abandono.
15
El juicio volverá a basarse en la justicia,y todos los rectos de corazón lo seguirán.
16
¿Quién se levantó a defenderme de los impíos?¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?
17
Si el SEÑOR no me hubiera brindado su ayuda,muy pronto me habría quedado en mortal silencio.
18
No bien decía: «Mis pies resbalan»,cuando ya tu amor, SEÑOR, venía en mi ayuda.
19
Cuando en mí la angustia iba en aumento,tu consuelo llenaba mi alma de alegría.
20
¿Podrías ser amigo de reyes corruptosque por decreto fraguan la maldad,
21
que conspiran contra la gente honraday condenan a muerte al inocente?