2
Antes que nacieran los montes y formaran la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios
3
Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de Adán
4
Porque mil años delante de tus ojos, son como el día de ayer, que pasó, y como la vela de la noche
5
Los haces pasar como avenida de aguas; son como sueño; a la mañana está fuerte como la hierba
6
que a la mañana florece, y crece; a la tarde es cortada, y se seca
7
Porque con tu furor somos consumidos, y con tu ira somos conturbados
8
Pusiste nuestras iniquidades delante de ti, nuestros yerros a la lumbre de tu rostro
9
Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años según la palabra
10
Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos
11
¿Quién conoce la fortaleza de tu ira? Que tu ira no es menor que nuestro temor
12
Para contar nuestros días haznos saber así, y traeremos al corazón sabiduría