18
Y tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida al gusto de su alma
19
Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto
20
He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne a su pueblo
21
Por tanto oyó el SEÑOR, y se enojó; se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel
22
por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado de su salud
23
Y mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos
24
e hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio trigo de los cielos
25
Pan de fuertes comió el hombre; les envió comida en abundancia
26
Movió el solano en el cielo, y trajo con su fortaleza el austro
27
e hizo llover sobre ellos carne como polvo, y aves de alas como arena del mar
28
Y las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas
29
Y comieron, y se llenaron bien; les cumplió pues su deseo
30
No habían quitado de sí su deseo, aun estaba su vianda en su boca
31
cuando vino sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de Israel
32
Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas
33
Consumió por tanto sus días en vanidad, y sus años en tribulación
34
Si los mataba, entonces le buscaban; y se convertían, y buscaban a Dios de mañana
35
Y se acordaban que Dios era su refugio, y el Dios Alto su redentor
36
Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían
37
pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto
38
Pero él, misericordioso, perdonaba su iniquidad, y no los destruyó; y abundó su misericordia para apartar su ira, y no despertó toda su ira
39
Y se acordó que eran carne; soplo que va y no vuelve
40
¡Cuántas veces lo ensañaron en el desierto, lo enojaron en la soledad
41
Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían límite al Santo de Israel
42
No se acordaron de su mano, del día que los rescató de angustia
43
cuando puso en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo de Zoán
44
y volvió sus ríos en sangre, y sus corrientes para que no bebieran
45
Envió entre ellos enjambres de moscas que los comían, y ranas que los destruyeron
46
Dio también al pulgón sus frutos, y sus trabajos a la langosta
47
Sus viñas destruyó con granizo, y sus higuerales con piedra
48
y entregó al pedrisco sus bestias, y al fuego sus ganados
49
Envió sobre ellos el furor de su saña; ira, enojo, angustia, y ángeles malos
50
Dispuso el camino a su furor; no eximió el alma de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad
51
E hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de las fuerzas en las tiendas de Cam
52
Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño
53
Y los pastoreó con seguridad, que no tuvieron miedo; y el mar cubrió a sus enemigos
54
Los metió después en los términos de su santidad, en este monte que ganó su mano derecha
55
Y echó los gentiles de delante de ellos, y les repartió una herencia con cuerdas; e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel
56
Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios
57
sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso
58
Y le enojaron con sus lugares altos, y le provocaron a celo con sus esculturas
59
Lo oyó Dios, y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel
60
Por esta causa dejó el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres
61
y dio en cautividad su fortaleza, y su gloria en mano del enemigo
62
Entregó también su pueblo a espada, y se airó contra su heredad
63
El fuego devoró sus jóvenes, y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales
64
Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no se lamentaron
65
Entonces despertó el Señor a la manera del que ha dormido, como un valiente que grita a causa del vino
66
e hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio perpetua afrenta
67
Y aborreció la tienda de José, y no escogió la tribu de Efraín
68
Sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sion, al cual amó