8
Hazme oír gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido.
9
Esconde tu rostro de mis pecados, y rae todas mis maldades.
10
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11
No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo Espíritu.
12
Vuélveme el gozo de tu salud; y tu espíritu de libertad me sustentará.
13
Enseñaré a los prevaricadores tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti.
14
Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salud; cantará mi lengua tu justicia.
15
Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.
16
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto.
17
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18
Haz bien con tu voluntad a Sion; edifica los muros de Jerusalén.
19
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; entonces ofrecerán sobre tu altar becerros.