1
Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía
2
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré
3
Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré a ti, y esperaré
4
Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto a ti
5
No estarán los locos que se gobiernan por afecto o consejo de la carne delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad
6
Destruirás a los que hablan mentira. Al varón de sangre y de engaño abominará el SEÑOR
7
Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu Casa; adoraré hacia el santo Templo tuyo con tu temor