9
Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales en nuestros ejércitos.
10
Nos hiciste retroceder del enemigo, y nos saquearon para sí los que nos aborrecieron.
11
Nos pusiste como a ovejas para comida, y nos esparciste entre los gentiles.
12
Has vendido tu pueblo de balde, y sin precio.
13
Nos pusiste por vergüenza a nuestros vecinos, por escarnio y por burla a los que nos rodean.
14
Nos pusiste por proverbio entre los gentiles, por movimiento de cabeza en los pueblos.
15
Cada día mi vergüenza está delante de mí, y me cubre la confusión de mi rostro,
16
por la voz del que me blasfema y deshonra, por la voz del enemigo y del que se venga.
17
Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu pacto.
18
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
19
Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, y nos cubriste con sombra de muerte,
20
si nos hubiésemos olvidado del Nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno,
21
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
22
Antes por tu causa nos matan cada día; somos tenidos como ovejas para el degolladero.
23
Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
24
¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?
25
Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
26
Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.