20
si nos hubiésemos olvidado del Nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno,
21
¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
22
Antes por tu causa nos matan cada día; somos tenidos como ovejas para el degolladero.
23
Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no nos deseches para siempre.
24
¿Por qué escondes tu rostro? ¿Olvidaste nuestra aflicción, y la opresión nuestra?
25
Porque nuestra alma se ha agobiado hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
26
Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.