3
Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di á mi alma: Yo soy tu salud.
4
Avergüéncense y confúndanse los que buscan mi alma: Vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal intentan.
5
Sean como el tamo delante del viento; Y el ángel de Jehová los acose.
6
Sea su camino oscuridad y resbaladeros; Y el ángel de Jehová los persiga.
7
Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; Sin causa hicieron hoyo para mi alma.
8
Véngale el quebrantamiento que no sepa, Y su red que escondió lo prenda: Con quebrantamiento en ella caiga.
9
Y gócese mi alma en Jehová; Y alégrese en su salud.
10
Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
11
Levantáronse testigos falsos; Demandáronme lo que no sabía;
12
Volviéronme mal por bien, Para abatir á mi alma.
13
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de saco; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se revolvía en mi seno.
14
Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
15
Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Juntáronse contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía: Despedazábanme, y no cesaban;
16
Con los lisonjeros escarnecedores truhanes, Crujiendo sobre mí sus dientes.
17
Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Recobra mi alma de sus quebrantamientos, mi única de los leones.
18
Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo.
19
No se alegren de mí mis enemigos injustos: Ni los que me aborrecen sin causa hagan del ojo.
20
Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
21
Y ensancharon sobre mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
22
Tú lo has visto, oh Jehová; no calles: Señor, de mí no te alejes.
23
Muévete y despierta para mi juicio, Para mi causa, Dios mío y Señor mío.