8
y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura.
9
Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, que estoy en angustia; se han carcomido de pesar mis ojos, mi alma, y mis entrañas.
10
Porque se ha acabado mi vida con dolor, y mis años con suspiro; se ha enflaquecido mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
11
De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de mí.
12
He sido olvidado del todo como un muerto; he venido a ser como un vaso perdido.
13
Porque he oído afrenta de muchos, cerrado de temores; cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban para prenderme el alma.
14
Mas yo en ti confié, oh SEÑOR; yo dije: Dios mío eres tú.
15
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
16
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia.
17
SEÑOR, no sea yo confundido, porque te he invocado; sean confusos los impíos, sean cortados para el infierno.
18
Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras, con soberbia y menosprecio.