13
Y tronó en los cielos el SEÑOR, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego.
14
Y envió sus saetas, y los desbarató; y echó relámpagos, y los destruyó.
15
Y aparecieron las honduras de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo por tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del viento de tu nariz.
16
Envió desde lo alto; me tomó, me sacó de las muchas aguas.
17
Me libró de mi fuerte enemigo, y de los que me aborrecían, aunque ellos eran más fuertes que yo.
18
Me anticiparon en el día de mi quebrantamiento; mas el SEÑOR me fue por bordón.
19
Y me sacó a anchura. Me libró, porque se agradó de mí.
20
El SEÑOR me pagará conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me volverá.
21
Por cuanto guardé los caminos del SEÑOR, y no me volví impío apostatando de mi Dios.
22
Porque todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no eché de mí sus estatutos.
23
Y fui perfecto para con él, y me he guardado de mi maldad.
24
Y me pagó el SEÑOR conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos delante de sus ojos.
25
Con el misericordioso serás misericordioso, y con el varón perfecto serás perfecto.
26
Con el limpio serás limpio, y con el perverso serás adversario.
27
Por tanto al pueblo humilde salvarás, y los ojos altivos humillarás.
28
Por tanto tú alumbrarás mi candela; el SEÑOR mi Dios alumbrará mis tinieblas.
29
Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros.
30
Dios, perfecto su camino; la palabra del SEÑOR afinada; escudo es a todos los que esperan en él.
31
Porque ¿qué Dios hay fuera del SEÑOR? ¿Y qué fuerte fuera de nuestro Dios?
32
Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino.
33
Quien pone mis pies como pies de ciervas, y me hizo estar sobre mis alturas.
34
Quien enseña mis manos para la batalla, y el arco de acero será quebrado con mis brazos.
35
Me diste asimismo el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará.
36
Ensancharás mis pasos debajo de mí, y no titubearán mis rodillas.
37
Perseguiré a mis enemigos, y los alcanzaré, y no volveré hasta acabarlos.
38
Los heriré, y no podrán levantarse; caerán debajo de mis pies.
39
Y me ceñiste de fortaleza para la pelea; has agobiado mis enemigos debajo de mí.
40
Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían.
41
Clamaron, y no hubo quién se salvase; aun al SEÑOR, mas no los oyó.
42
Y los molí como polvo delante del viento; los esparcí como lodo de las calles.
43
Me libraste de contiendas de pueblo; me pusiste por cabecera de gentiles; pueblo que no conocí, me sirvió.