2
Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún viviente
3
Porque ha perseguido el enemigo mi alma; ha quebrantado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos
4
Y mi espíritu se angustió dentro de mí; se pasmó mi corazón
5
Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, meditaba en las obras de tus manos
6
Extendí mis manos a ti; mi alma a ti como la tierra sedienta. (Selah.
7
Respóndeme pronto, oh SEÑOR que desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro, y venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura
8
Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he alzado mi alma
9
Líbrame de mis enemigos, oh SEÑOR; a ti me acojo
10
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud
11
Por tu Nombre, oh SEÑOR me vivificarás; por tu justicia, sacarás mi alma de angustia
12
Y por tu misericordia disiparás mis enemigos, y destruirás todos los adversarios de mi alma; porque yo soy tu siervo