2
En los álamos que había en la ciudadcolgábamos nuestras arpas.
3
Allí, los que nos tenían cautivosnos pedían que entonáramos canciones;nuestros opresores nos pedían estar alegres;nos decían: «¡Cántennos un cántico de Sión!»
4
¿Cómo cantar las canciones del SEÑORen una tierra extraña?
5
Ah, Jerusalén, Jerusalén,si llegara yo a olvidarte,¡que la mano derecha se me seque!
6
Si de ti no me acordara,ni te pusiera por encima de mi propia alegría,¡que la lengua se me pegue al paladar!
7
SEÑOR, acuérdate de los edomitasel día en que cayó Jerusalén.«¡Arrásenla —gritaban—,arrásenla hasta sus cimientos!»
8
Hija de Babilonia, que has de ser destruida,¡dichoso el que te haga pagarpor todo lo que nos has hecho!
9
¡Dichoso el que agarre a tus pequeñosy los estrelle contra las rocas!