4
El malo, por la altivez de su rostro, no busca á Dios: No hay Dios en todos sus pensamientos.
5
Sus caminos son viciosos en todo tiempo: Tus juicios los tiene muy lejos de su vista: Echa bocanadas en orden á todos sus enemigos.
6
Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, Ni jamás me alcanzará el infortunio.
7
Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude: Debajo de su lengua, vejación y maldad.
8
Está en las guaridas de las aldeas: En los escondrijos mata al inocente: Sus ojos están acechando al pobre.
9
Acecha en oculto, como el león desde su cama: Acecha para arrebatar al pobre: Arrebata al pobre trayéndolo á su red.
10
Encógese, agáchase, Y caen en sus fuerzas muchos desdichados.
11
Dice en su corazón: Dios está olvidado, Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
12
Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, No te olvides de los pobres.
13
¿Por qué irrita el malo á Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás.
14
Tú lo tienes visto: porque tú miras el trabajo, y la vejación, para vengar le por tu mano: A ti se acoge el pobre, Tú eres el amparo del huérfano.
15
Quebranta el brazo del malo: Del maligno buscarás su maldad, hasta que ninguna halles.
16
Jehová, Rey eterno y perpetuo: De su tierra fueron destruídas las gentes.
17
El deseo de los humildes oíste, oh Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
18
Para juzgar al huérfano y al pobre, A fin de que no vuelva más á hacer violencia el hombre de la tierra.