7
Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué también soy yo aún juzgado como pecador?
8
¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos afirman que nosotros decimos): Hagamos el mal para que venga el bien? La condenación de los tales es justa.
9
¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado;
10
como está escrito: NO HAY JUSTO, NI AUN UNO;
11
NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS;
12
TODOS SE HAN DESVIADO, A UNA SE HICIERON INUTILES; NO HAY QUIEN HAGA LO BUENO, NO HAY NI SIQUIERA UNO.
13
SEPULCRO ABIERTO ES SU GARGANTA, ENGAÑAN DE CONTINUO CON SU LENGUA, VENENO DE SERPIENTES HAY BAJO SUS LABIOS;
14
LLENA ESTA SU BOCA DE MALDICION Y AMARGURA;
15
SUS PIES SON VELOCES PARA DERRAMAR SANGRE;
16
DESTRUCCION Y MISERIA HAY EN SUS CAMINOS,
17
Y LA SENDA DE PAZ NO HAN CONOCIDO.
18
NO HAY TEMOR DE DIOS DELANTE DE SUS OJOS.
19
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios;
20
porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
21
Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas;
22
es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción;
23
por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,
24
siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús,
25
a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente,
26
para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.
27
¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe.