16
Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17
Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
18
No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
19
Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
20
Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
21
Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
22
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23
Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
24
Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
25
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
26
Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
27
Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
28
Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
29
Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
30
Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
31
Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
32
Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.
33
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
34
Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿ó quién fué su consejero?
35
¿O quién le dió á él primero, para que le sea pagado?
36
Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén.