19
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida.
20
Por vereda de justicia guiaré, Por en medio de sendas de juicio;
21
Para hacer heredar á mis amigos el ser, Y que yo hincha sus tesoros.
22
Jehová me poseía en el principio de su camino, Ya de antiguo, antes de sus obras.
23
Eternalmente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra.
24
Antes de los abismos fuí engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
25
Antes que los montes fuesen fundados, Antes de los collados, era yo engendrada:
26
No había aún hecho la tierra, ni las campiñas, Ni el principio del polvo del mundo.
27
Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo;
28
Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
29
Cuando ponía á la mar su estatuto, Y á las aguas, que no pasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra;
30
Con él estaba yo ordenándolo todo; Y fuí su delicia todos los días, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
31
Huélgome en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.
32
Ahora pues, hijos, oidme: Y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
33
Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis.
34
Bienaventurado el hombre que me oye, Velando á mis puertas cada día, Guardando los umbrales de mis entradas.
35
Porque el que me hallare, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová.
36
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma: Todos los que me aborrecen, aman la muerte.