16
Por mí dominan los príncipes, y todos los gobernadores juzgan la tierra.
17
Yo amo a los que me aman; y los que me buscan me hallan.
18
Las riquezas y la honra están conmigo; sólidas riquezas, y justicia.
19
Mejor es mi fruto que el oro, y que la piedra preciosa; y mi rédito mejor que la plata escogida.
20
Por vereda de justicia guiaré, por en medio de veredas de juicio;
21
para hacer heredar a mis amigos el ser, y que yo llene sus tesoros.
22
El SEÑOR me poseyó en el principio de su camino, desde entonces, antes de sus obras.
23
Eternalmente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra.
24
Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
25
Antes que los montes fuesen fundados, antes de los collados, era yo engendrada;
26
no había aún hecho la tierra, ni las campiñas, ni el principio del polvo del mundo.
27
Cuando componía los cielos, allí estaba yo; cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo;
28
cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo;
29
cuando ponía al mar su estatuto, y a las aguas, que no pasasen su mandamiento; cuando señalaba los fundamentos de la tierra;
30
con él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
31
Tengo solaz en la redondez de su tierra; y mis solaces son con los hijos de los hombres.
32
Ahora, pues, hijos, oídme; y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
33
Escuchad al castigo, y sed sabios; y no lo menospreciéis.
34
Bienaventurado el hombre que me oye, trasnochando a mis puertas cada día, guardando los umbrales de mis entradas.
35
Porque el que me hallare, hallará la vida; y alcanzará la voluntad del SEÑOR.
36
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen, aman la muerte.