17
Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente
18
el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal
19
el testigo falso que habla mentiras, y el que enciende rencillas entre los hermanos
20
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre
21
átala siempre en tu corazón, enlázala a tu cuello
22
Te guiará cuando anduvieres; cuando durmieres te guardará; hablará contigo cuando despertares
23
Porque el mandamiento es candela, y la enseñanza luz; y camino de vida las reprensiones del castigo
24
para que te guarden de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la extraña
25
No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos
26
porque a causa de la mujer ramera es reducido el hombre a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón
27
¿Tomará el hombre fuego en su seno, sin que sus vestidos se quemen