2
No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en lo que su corazón se descubre.
3
Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, Y con el deshonrador la afrenta.
4
Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; Y arroyo revertiente, la fuente de la sabiduría.
5
Tener respeto á la persona del impío, Para hacer caer al justo de su derecho, no es bueno.
6
Los labios del necio vienen con pleito; Y su boca á cuestiones llama.
7
La boca del necio es quebrantamiento para sí, Y sus labios son lazos para su alma.
8
Las palabras del chismoso parecen blandas, Y descienden hasta lo íntimo del vientre.
9
También el que es negligente en su obra Es hermano del hombre disipador.
10
Torre fuerte es el nombre de Jehová: A él correrá el justo, y será levantado.
11
Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, Y como un muro alto en su imaginación.
12
Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, Y antes de la honra es el abatimiento.
13
El que responde palabra antes de oir, Le es fatuidad y oprobio.
14
El ánimo del hombre soportará su enfermedad: Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?
15
El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia.
16
El presente del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de los grandes.
17
El primero en su propia causa parece justo; Y su adversario viene, y le sondea.
18
La suerte pone fin á los pleitos, Y desparte los fuertes.
19
El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte: Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
20
Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios.
21
La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos.
22
El que halló esposa halló el bien, Y alcanzó la benevolencia de Jehová.
23
El pobre habla con ruegos; Mas el rico responde durezas.
24
El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más conjunto que el hermano.