8
Tocad la bocina en Guibeá, la trompeta en Ramá. Sonad alarma en Bet-avén: ¡Alerta, Benjamín!
9
Efraín será una desolación en el día de la reprensión; en las tribus de Israel yo hago saber lo que es cierto.
10
Los príncipes de Judá son como los que mueven los linderos; sobre ellos derramaré como agua mi furor.
11
Efraín está oprimido, quebrantado en juicio, porque insistía en seguir mandato de hombre.
12
Yo, pues, soy como polilla para Efraín, y como carcoma para la casa de Judá.
13
Cuando Efraín vio su enfermedad y Judá su herida, Efraín fue a Asiria y envió mensaje al rey Jareb; pero él no os podrá sanar, ni curar vuestra herida.
14
Porque yo seré como león para Efraín, y como leoncillo para la casa de Judá. Yo, yo mismo, desgarraré y me iré, arrebataré y no habrá quien libre.
15
Me iré y volveré a mi lugar hasta que reconozcan su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán con diligencia.