2
La primera vez que el SEÑOR habló por medio de Oseas, le dijo: «Ve y toma por esposa una prostituta, y ten con ella hijos de prostitución, porque el país se ha prostituido por completo. ¡Se ha apartado del SEÑOR!»
3
Oseas fue y tomó por esposa a Gómer, hija de Diblayin, la cual concibió y le dio a luz un hijo.
4
Entonces el SEÑOR le dijo: «Ponle por nombre Jezrel, porque dentro de poco haré que la casa real de Jehú pague por la masacre en Jezrel. Así pondré fin al dominio del reino de Israel.
5
Ese día quebraré el arco de Israel en el valle de Jezrel».
6
Gómer volvió a concebir y dio a luz una niña. Entonces el SEÑOR le dijo a Oseas: «Ponle por nombre: “Indigna de compasión”, porque no volveré a compadecerme del reino de Israel, sino que le negaré el perdón.
7
En cambio, tendré compasión de la tribu de Judá, y la salvaré; pero no por medio de arco, ni de espada ni de batallas, ni tampoco por medio de caballos y jinetes, sino por medio del SEÑOR su Dios».
8
Cuando Gómer destetó a la llamada «Indigna de compasión», volvió a concebir y tuvo otro hijo.
9
Entonces el SEÑOR le dijo a Oseas: «Ponle por nombre: “Pueblo ajeno”, porque ni ustedes son mi pueblo, ni yo soy su Dios.
10
»Con todo, los israelitas serán tan numerosos como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el mismo lugar donde se les llamó: “Pueblo ajeno”, se les llamará: “Hijos del Dios viviente”.
11
El pueblo de Judá se reunirá con el pueblo de Israel, y nombrarán un solo jefe y resurgirán en su país, porque grande será el día de Jezrel.