5
Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo (porque estaba más alto que todo el pueblo); y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento
6
Bendijo entonces Esdras al SEÑOR, Dios grande. Y todo el pueblo respondió, ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y adoraron al SEÑOR inclinados a tierra
7
Y Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, y Pelaía, levitas, hacían callar al pueblo para que la ley se entendiera; y el pueblo estaba en su lugar
8
Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y pusieron el entendimiento, y entendieron la escritura
9
Y Nehemías el Tirsata, el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían atento al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es al SEÑOR nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley
10
Y les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen aparejado; porque día santo es a nuestro Señor; y no os entristezcáis, porque el gozo del SEÑOR es vuestra fortaleza
11
Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, que es día santo, y no os entristezcáis
12
Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones, y a gozar de gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado
13
Y al día siguiente se juntaron los príncipes de las familias de todo el pueblo, sacerdotes, y levitas, a Esdras escriba, para entender las palabras de la ley
14
Y hallaron escrito en la ley que el SEÑOR había mandado por mano de Moisés, que habitaran los hijos de Israel en cabañas en la fiesta del mes séptimo
15
y que hicieran saber, y pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al monte, y traed ramos de oliva, ramos de pino, ramos de arrayán, ramos de palmas, y ramos de todo árbol espeso, para hacer cabañas como está escrito