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Pero algunos no pudieron celebrar la Pascua en aquel día, pues estaban ritualmente impuros por haber tocado un cadáver. Ese mismo día se acercaron a Moisés y a Aarón,
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y les dijeron:—Hemos tocado un cadáver, así que estamos impuros. Ahora bien, esa no es razón para que no presentemos nuestras ofrendas al SEÑOR en la fecha establecida, junto con los demás israelitas.
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Moisés les respondió:—Esperen a que averigüe lo que el SEÑOR dispone con relación a ustedes.
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Entonces el SEÑOR le ordenó a Moisés
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que les dijera a los israelitas: «Cuando alguno de ustedes o de sus descendientes esté ritualmente impuro por haber tocado un cadáver, o se encuentre fuera del país, aun así podrá celebrar la Pascua del SEÑOR.
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Solo que, en ese caso, la celebrará al atardecer del día catorce del mes segundo. Comerá el cordero con pan sin levadura y hierbas amargas,
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y no dejará nada del cordero para el día siguiente ni le quebrará un solo hueso. Cuando celebre la Pascua, lo hará según las disposiciones al respecto.
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»Si alguien deja de celebrar la Pascua no estando impuro ni fuera del país, será eliminado de su pueblo por no haber presentado sus ofrendas al SEÑOR en la fecha establecida. Así que sufrirá las consecuencias de su pecado.
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»Si el extranjero que vive entre ustedes quiere celebrar la Pascua del SEÑOR, deberá hacerlo ciñéndose a sus estatutos y preceptos. Las mismas disposiciones se aplicarán tanto a nativos como a extranjeros».