21
(El sacerdote conjurará á la mujer con juramento de maldición, y dirá á la mujer): Jehová te dé en maldición y en conjuración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová á tu muslo que caiga, y á tu vientre que se te hinche;
22
Y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre, y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén.
23
Y el sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas:
24
Y dará á beber á la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella por amargas.
25
Después tomará el sacerdote de la mano de la mujer el presente de los celos, y mecerálo delante de Jehová, y lo ofrecerá delante del altar:
26
Y tomará el sacerdote un puñado del presente, en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará á beber las aguas á la mujer.
27
Darále pues á beber las aguas; y será, que si fuere inmunda y hubiere hecho traición contra su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella en amargura, y su vientre se hinchará, y caerá su muslo; y la mujer será por maldición en medio de su pueblo.
28
Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.
29
Esta es la ley de los celos, cuando la mujer hiciere traición á su marido, y se amancillare;
30
O del marido, sobre el cual pasare espíritu de celo, y tuviere celos de su mujer: presentarála entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.
31
Y aquel varón será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado.