3
Entonces Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá el SEÑOR venga a mi encuentro, y lo que me manifieste te lo haré saber. Y se fue a un cerro pelado.
4
Dios salió al encuentro de Balaam, y éste le dijo: He preparado los siete altares y he ofrecido un novillo y un carnero sobre cada altar
5
Y el SEÑOR puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac y así hablarás.
6
El entonces volvió a Balac, y he aquí que estaba junto a su holocausto, él y todos los jefes de Moab.
7
Y comenzó su profecía , y dijo: Desde Aram me ha traído Balac, rey de Moab, desde los montes del oriente: "Ven, y maldíceme a Jacob; ven, y condena a Israel."
8
¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el SEÑOR no ha condenado?
9
Porque desde la cumbre de las peñas lo veo, y desde los montes lo observo. He aquí, es un pueblo que mora aparte, y que no será contado entre las naciones.
10
¿Quién puede contar el polvo de Jacob, o numerar la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, y sea mi fin como el suyo.
11
Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te tomé para maldecir a mis enemigos, pero mira, ¡los has llenado de bendiciones!
12
Y él respondió y dijo: ¿No debo tener cuidado de hablar lo que el SEÑOR pone en mi boca?
13
Balac le dijo entonces: Te ruego que vengas conmigo a otro sitio desde donde podrás verlos, aunque sólo verás el extremo de ellos, y no los verás a todos; y desde allí maldícemelos.