6 Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido.
7 Y los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron las palabras de Balac.
8 Y él les dijo: Pasad la noche aquí y yo os traeré palabra según lo que el SEÑOR me diga. Y los jefes de Moab se quedaron con Balaam.
9 Entonces Dios vino a Balaam y le dijo: ¿Quiénes son estos hombres que están contigo?
10 Y Balaam dijo a Dios: Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado un mensaje:
11 "Mira, el pueblo que salió de Egipto cubre la faz de la tierra; ven ahora, maldícemelos; quizá yo pueda pelear contra ellos y expulsarlos."
12 Y Dios dijo a Balaam: No vayas con ellos; no maldecirás al pueblo, porque es bendito.
13 Balaam se levantó de mañana y dijo a los jefes de Balac: Volved a vuestra tierra, porque el SEÑOR ha rehusado dejarme ir con vosotros.
14 Y los jefes de Moab se levantaron y volvieron a Balac, y le dijeron: Balaam rehusó venir con nosotros.
15 Entonces Balac envió jefes otra vez, más numerosos y más distinguidos que los anteriores.
16 Y fueron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: "Te ruego que no rehúses venir a mí;
17 porque en verdad te honraré en gran manera, y haré cualquier cosa que me digas. Ven, pues, te ruego, y maldíceme a este pueblo."
18 Y Balaam respondió, y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría traspasar el mandamiento del SEÑOR mi Dios para hacer ni poco ni mucho.
19 Pero, os ruego que permanezcáis aquí también esta noche, y sabré que más me dice el SEÑOR.
20 Y Dios vino a Balaam de noche, y le dijo: Si los hombres han venido a llamarte, levántate y ve con ellos; pero sólo dirás la palabra que yo te hable.
21 Y Balaam se levantó muy de mañana, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab.
22 Pero Dios se airó porque él iba, y el ángel del SEÑOR se puso en el camino como un adversario contra él. Y Balaam iba montado sobre su asna, y sus dos sirvientes con él.
23 Cuando el asna vio al ángel del SEÑOR de pie en el camino con la espada desenvainada en la mano, el asna se salió del camino y se fue por medio del campo; pero Balaam golpeó el asna para hacerla volver al camino.
24 Entonces el ángel del SEÑOR se puso en una senda estrecha de los viñedos, con una pared a un lado y otra pared al otro lado.
25 Al ver el asna al ángel del SEÑOR, se pegó contra la pared y presionó el pie de Balaam contra la pared; entonces él la golpeó otra vez.
26 Y el ángel del SEÑOR se fue más lejos, y se puso en un sitio estrecho donde no había manera de volverse ni a la derecha ni a la izquierda.
27 Y viendo el asna al ángel del SEÑOR, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y golpeó al asna con su palo.
28 Entonces el SEÑOR abrió la boca del asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho yo que me has golpeado estas tres veces?
29 Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en mi mano, que ahora mismo te mataba.
30 Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna, y sobre mí has cabalgado toda tu vida hasta hoy? ¿He tenido la costumbre de portarme así contigo? Y él dijo: No.
31 Entonces el SEÑOR abrió los ojos de Balaam, y él vio al ángel del SEÑOR de pie en el camino, con la espada desenvainada en su mano, e inclinándose, se postró rostro en tierra;
32 y el ángel del SEÑOR le dijo: ¿Por qué has golpeado a tu asna estas tres veces? Mira, yo he salido como adversario, porque tu camino me era contrario;
33 pero el asna me vio y se apartó de mí estas tres veces. Si no se hubiera apartado de mí, ciertamente yo te hubiera matado ahora mismo, y a ella la hubiera dejado vivir.
34 Y Balaam dijo al ángel del SEÑOR: He pecado, pues no sabía que tú estabas en el camino para enfrentarte a mí. Pero ahora, si te desagrada, me volveré.
35 El ángel del SEÑOR respondió a Balaam: Ve con los hombres, pero hablarás sólo la palabra que yo te diga. Y Balaam se fue con los jefes de Balac.
36 Al oír Balac que Balaam se acercaba, salió a recibirlo en una ciudad de Moab, que está sobre la frontera del Arnón, al extremo de la frontera.

English Standard Version ESV

Numbers 22:6 Come now, curse this people for me, since they are too mighty for me. Perhaps I shall be able to defeat them and drive them from the land, for I know that he whom you bless is blessed, and he whom you curse is cursed."

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Números 22:6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; por ventura podré yo herirle, y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendijeres, será bendito, y el que tú maldijeres, será maldito

King James Version KJV

Numbers 22:6 Come now therefore, I pray thee, curse me this people; for they are too mighty for me: peradventure I shall prevail, that we may smite them, and that I may drive them out of the land: for I wot that he whom thou blessest is blessed, and he whom thou cursest is cursed.

New King James Version NKJV

Numbers 22:6 Therefore please come at once, curse this people for me, for they are too mighty for me. Perhaps I shall be able to defeat them and drive them out of the land, for I know that he whom you bless is blessed, and he whom you curse is cursed."

Nueva Traducción Viviente NTV

Números 22:6 Ven, por favor, maldíceme a este pueblo, porque es demasiado poderoso para mí. De esa manera quizás yo pueda conquistarlos y expulsarlos de la tierra. Yo sé que sobre el pueblo que tú bendices, caen bendiciones y al pueblo que tú maldices, caen maldiciones».

Nueva Versión Internacional NVI

Números 22:6 Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Tal vez así pueda yo vencerlos y echarlos fuera del país. Yo sé que a quien tú bendices, queda bendito, y a quien tú maldices, queda maldito».

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Números 22:6 Ven pues ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo: quizá podré yo herirlo, y echarlo de la tierra: que yo sé que el que tú bendijeres, será bendito, y el que tú maldijeres, será maldito.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Números 22:6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; por ventura podré yo herirlo, y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendijeres, será bendito, y el que tú maldijeres, será maldito.

Herramientas de Estudio para Números 22:6-36