25
Y viendo el asna al ángel del SEÑOR, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla
26
Y el ángel del SEÑOR volvió a pasar, y se puso en una angostura, donde no había camino para apartarse ni a diestra ni a siniestra
27
Y viendo el asna al ángel del SEÑOR, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó, y azotó al asna con el palo
28
Entonces el SEÑOR abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has herido estas tres veces
29
Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Si tuviera espada en mi mano, ahora te mataría
30
Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has montado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado a hacerlo así contigo? Y él respondió: No
31
Entonces el SEÑOR destapó los ojos a Balaam, y vio al ángel del SEÑOR que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y él se bajó y adoró inclinado sobre su rostro
32
Y el ángel del SEÑOR le dijo: ¿Por qué has herido tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido por tu adversario, porque tu camino es perverso delante de mí
33
El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva
34
Entonces Balaam dijo al ángel del SEÑOR: He pecado, que no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré
35
Y el ángel del SEÑOR dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te dijere, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac